La Cartografía es la ciencia que
busca representar el territorio mediante abstracción de la realidad por parte
del profesional que la desarrolla; existen varios procesos para realizar el
mapeo de información geográfica como el de espejo de la naturaleza que refleja
la realidad del territorio, el artístico que busca despertar los sentidos del
observador realzando colores, texturas y efectos, el modelo de comunicación
promulga la importancia que el mapa lleve el mensaje al espectador de forma
clara; estos son algunos ejemplos de diferentes interpretaciones del territorio
y al analizarlas se genera cierta sensación que la cartografía es manipulable
desde el escritorio del técnico y comprensible de diferentes maneras desde el
usuario.
Aquí radica una discusión
importante a partir del poder de la cartografía, al ser una herramienta
decisiva para autoridades y gobernantes la verdadera labor del profesional que
la genera es dar variables reales en el mapa que mantengan la analogía con la
realidad y aunque se fomenten procesos y estándares cartográficos siempre el
mapa será susceptible a la intervención del técnico y a su interpretación de la
realidad. Las decisiones bajo un concejo técnico-político debidamente
conformado y en base a hechos reales plasmados en un mapa serán verdaderamente
efectivas y se podrán observar los beneficios generados, sin embargo en temas
públicos la cartografía puede reflejar inversión de recursos innecesarios en
campos que solo beneficiarían a unos cuantos grupos de poder.
Es indiscutible que los
conflictos generados por mapas que han descartado zonas de alta sensibilidad
por los conflictos internacionales que se generan en ellas han sido un motivo
más de disputas, aquí la cartografía tomaría el poder decisorio de representar
los límites y a la vez podrían ser una causa más para generar altercados entre
las naciones, e incluso ser un obstáculo para solucionarlos, como ha sucedido
en varios esfuerzos que se han dado en cumbres mundiales y reuniones
parlamentarias.
Después de analizar el poder de
la cartografía se vuelve imprescindible la responsabilidad en su generación,
donde el profesional que debe desarrollarla debe estar altamente comprometido
con su trabajo, las causas y los resultados que ocasionaran sus
interpretaciones sobre el territorio y las poblaciones. El grado de
corresponsabilidad para un cartógrafo es sumamente alto al ser quien suministra
la información a las autoridades, así que debería ser consciente de que
cualquier gravamen legal fuertemente ligado a él. Otro eje vital de
responsabilidad es procurar que el mapa y su simbología sea lo suficientemente
clara para llegar al público sin ambigüedades que generen interpretaciones
erróneas. Los pilares de esta responsabilidad están basados en la probidad del
cartógrafo y sus conocimientos.
En conclusión la mejor
cartografía será la que refleje la realidad del territorio sin influencias que
tergiversen el poder de esta ciencia y acompañada de profesionales que no les
baste con el cumplimiento de normas y procedimientos, que tengan un alto grado
de compromiso personal con sus labores, integridad, responsabilidad, capacidad
de análisis, crítica y principalmente ligado con la realidad del territorio.